El sábado pasado salí a dar una vuelta con mi compañera Rocío a buscar una disfraz de última hora para halloween (sin encontrar nada, claro) y aprovechando que salimos pronto y nos sobraba tiempo fuimos al mercado de san Miguel, más exactamente a la pasteleria austriaca (Wien vermisse ich dich!). Venden tartas por porciones, junto a otras cosas como pastelitos, berlinesas y brownies.
Yo compré una porción de tarta de castaña y una de merengue (la de castaña me la he comido ya, pero la de merengue sigue esperando mi próximo antojo) y Rocío cogió una de yogur ¡y una porción de Sacher! (la tarta Sacher es el dulce emblemático de Viena, que sirven en un hotel que es caro de narices y que siempre está lleno. La verdad es que la tarta tiene mucha historia, pero dejémoslo en que está muy rica. Y la de esta pastelería está muy bien conseguida). Y el pastelero es austriaco y parece muy, muy majo (nos dijo con un acento bastante alemán "yo me llamo Nikolas" cuando estábamos mirándole hacer la masa para los brownies).
Después de eso, nos encontramos la tienda de los cupcakes (y nosotras que pensábamos que solo había una...) y compré un cupcake de bizcocho de zanahoria y crema de vainilla (y una rosa de oblea por encima) porque la tienda es un poco cara *sigh*
También encontré una tienda de la Mallorquina y como llevo bastante tiempo viendo que venden macaroons, pues fui a coger unos pocos (venden cajitas muy monas con macaroons de colores, aunque no muy variados). Y la verdad... es que para lo que valen dejan mucho que desear -claro está, que como en el sitio de origen no los van a hacer... -.
Aunque en el mercado de san Miguel, juso al lado de las pastelería austriaca ahy otro sitio donde los venden. Quizás algún día los pruebe allá a ver si son mejores.
Luego, para rematar, compré un té de mora en el mercado medieval... ¡que está muy bueno!
Foto de mi cupcake con un té de mora, que, para más información, me tomé a las 5 o'clock como los ingleses. |
Ahora entendeis el título de la entrada, ¿no?
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